

Título: El libro de la suerte.
Autor: Sergio Lairla. Ilustradora: Ana G. Lartitegui
Editorial: A buen paso. Año: 2014
Páginas: 56. Tamaño: 22×30
Quizás porque me fascina el formato Dale la vuelta, con esas dobles cubiertas como universos paralelos (debilidad lynchiana, supongo), pero también porque me atraen aquellos autores que no se limitan a escribir para su yo niño, sino para niños que un día serán mayores, recomiendo a estos y a aquellos El libro de la suerte.
Su autor, Sergio Lairla, es un zaragozano con una larga trayectoria en la literatura infantil, que en esta historia acierta ya desde la doble dedicatoria:
«Dedicado a los que creen en la suerte» (El viaje del Sr. Malapata)
«Para aquellos que no creen en la suerte» (El viaje del Sr. Buenaventura)
Tales son las dos historias de este álbum reversible, con una última página que es en realidad una doble página central, la cual a su vez puede ser vista del derecho o del revés, puesto que lo que ilustra es un gran barco de pasajeros y su reflejo en el agua.
Escrito en presente, el autor va relatando las peripecias de cada viajero en orden cronológico. Aparentemente se trata de una consecución de anécdotas afortunadas o desafortunadas que escapan al control de los protagonistas y que marcan para bien o para mal el trayecto y desenlace de sus respectivos viajes. Sin embargo, la combinación de lo que nos dice el texto y lo que nos muestra la imagen nos permitirá sospechar que algo de ellos sí influye en su suerte. Esa sospecha se transforma en confirmación al llegar al final, bajo el desplegable del barco central. A través de un epílogo en forma de breve comic mudo el lector puede desentrañar la moraleja.
El texto es claro, por momentos agudo y por momentos austero, como si quisiera dejar espacio y tiempo a la observación de la verdadera chicha de la historia: las ilustraciones. Ana G. Lartitegui las ha inundado de información y detalles intencionados , ofreciendo las claves para entender el relato, como si el ejercicio de la lectura se transformara en una actividad detectivesca. En las imágenes cada protagonista se convierte en mero figurante de la historia del otro y sus vidas se cruzan sin que nos demos cuenta desde el principio. Una buena excusa para ir de una historia a otra, volver atrás y atar cabos entre unas páginas y otras.
Lo mejor del libro, además de su atractivo formato, tan apropiado para «cambiar la perspectiva» y esos 1.793 detalles – afirman sus autores- que encierran las imágenes, es la madurez que subyace en la historia. Qué es la suerte y cómo afrontamos la realidad cambiante es una reflexión necesaria para la escuela de la vida y aquí se expresa sin pretenciosidad ni artificios. Y es que, pese a los locos avatares de la casualidad o el destino, a la larga, la suerte está invariablemente ligada a la actitud y a menudo es consecuencia de ella.
