Esta tarde, nos hemos escapado a tender y a respirar a la azotea. Ese lugar desangelado y feo, con el suelo alfombrado de cacas de paloma y una reunión multitudinaria perenne (¡que los multen!) de aparatos de aire acondicionado polvorientos. Podríamos haber jugado al boleyball con un globo usando los cables del tendedero, pero no …